BUENOS AIRES — Vamos chicos. Es sólo un juego, verdad?
Aparentemente no.
Peleas a tiros estilo vendetta en un McDonald’s y en salones de fiestas llenos de familias. Inocentes apuñalados. Cabezas rotas con palos de madera. Hombres arrojados de camiones en movimiento. Barras rivales enojadas quemando autos y rompiendo ventanas. Peleas por controlar ciertos barrios. Todo suena como álgo salido de una película de la mafia, de la guerra contra la droga en Méjico o las favelas de Rio de Janeiro.
Pero no lo es. Ésto es el fútbol en Argentina.
Según la organización Salvemos al Fútbol, en Argentina han habido 235 muertes relacionadas al fútbol a través de los años. La mayoría de las muertes han sido de la mano de los barras bravas, grupos de fanes organizados con estilo de matones notoriamente conocidos por su brutalidad y negociados turbios.
Nora de Rousoulis, de la organización Familias de las Víctimas del Fútbol, dice que fue una barra brava de Buenos Aires la que mató a su hijo por usar los colores del equipo equivocado en el primer partido al que asistió hace ya más de una década. Tratando de volver a casa desde el estadio, se encontró en el medio de un saqueo y murió por puñaladas en la espalda.
“Hice la investigación yo misma,” dice Rousoulis, describiendo como fue puerta a puerta cerca del estadio buscando repuestas sobre la muerte de su hijo. “Conseguí los testigos, todo. La policía no hizo nada.”
Pronto Rousoulis empezó a recibir amenazas de muerte por teléfono de manos de miembros de la barra brava. Pero los dos individuos que finalmente fueron condenados por la muerte de su hijo – uno de ellos tenía una condena por homicidio previa – fueron exonerados después que la corte encontrara evidencia que un juez en el caso había sido sobornado. Y ahora no hay ningún tipo de posibilidad de que Nora de Rousoulis consiga justicia legal: hay una prescripción legal de 12 años.
“Hay mucha impunidad aquí,” dijo Monica Nizzardo, presidenta de Salvemos al Fútbol. “Muy pocos casos resultan en condenas, aún los de asesinatos.”
Fabiana Rubeo, presidenta de Nuevo Horizonte para el Mundo, otra organización dedicada a reducir la violencia en el fútbol, describe al fútbol argentino como una “mafia organizada.” Barras bravas, dijo, “son parte de esa conducta.”
Es ésto lo que separa a los barras bravas argentinos de sus homólogos europeos o de otras partes del mundo. No son simplemente unos grupos de fanáticos escandalosos y borrachos, los barras bravas tienen una jerarquía bien definida y unos socios que se dedican al fraude. Por ejemplo, muchos barras bravas controlan todo el estacionamiento por 10 cuadras alrededor de un estadio – aún espacios públicos en calles del barrio – que llegan a dejarles una ganancia de $60,000 pesos por día de partido (unos u$s16,000). Un turista puede llegar a pagar u$s150 dolares por cabeza para que le den una auténtica experiencia de barra brava en el tour “Pura Adrenalina” que ofrece una de las barras más infames. Y todos los barras bravas, por supuesto, consiguen sus buenas ganancias a través del muy conocido negocio de reventa no-oficial de entradas.
Son apañados por la administración de los equipos de los que son fanáticos. Los presidentes de los equipos generalmente niegan las relaciones – los clubes que fueron contactados para ésta nota rehúsaron hacer comentarios – pero han sido repetidamente encontrados “amigando” con los líderes de barras bravas. Y casi todos los clubes calladamente le dan a sus barras bravas grandes numeros de entradas gratis para los partidos, transportación hasta y desde la cancha y a veces hasta efectivo. En marzo, el diario La Nación publicó que La Doce de Boca Juniors recibe 2,000 entradas gratis por partido más $20,000 pesos por mes (unos u$s5,400) para que hagan sus locuras durante partidos en canchas de otros clubes.
El gobierno de Argentina recientemente ha tomado nuevas medidas para parar la violencia en estadios. A fines de marzo, la Asociación Argentina de Fútbol firmó un arreglo para darle al estado más poder para negar la entrada de ofensores violentos a los partidos. Y se han juntado con la Universidad Tecnológica Nacional para diseñar un sistema de boletos y entrada computarizada para ayudar con su aplicación.
“Hoy hay leyes en la Argentina que prohíben la entrada a cualquier persona que haya cometido un acto violento. Las leyes están ahí, existen,” dice Jorge Fraga, el director del proyecto. “La pregunta está en la ejecución.” Al crear una junta de datos centralizados que unan los boletos con la información personal de los compradores, las autoridades esperan poder eliminar miembros de barras bravas y tambien esperan poder parar su mayor negocio: la reventa de boletos.
Pero ésta tecnología talvez no sea suficiente para mantener a los barras bravas afuera – están muy bien conectados por dentro. Su acceso es sabido que a veces llega más allá de los directores de clubes, que llega hasta los niveles más altos de la politica argentina. Como dijo León Arslanián, el exMinistro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, “los barras bravas son los comodines de la gente en el poder.” Muchos barras bravas han tenido posiciones en el gobierno pagas – un famoso ejemplo es el de un guardia de seguridad del Congreso de la Nación – y su visibilidad hace que las barras sean fuerzas ideales para conseguir votos y desalentar rivales.
Hasta los observadores más hastiados se sorprendieron recientemente por un quid pro quo bastante descarado, cuando ambos lados de un gran anticipado partido “Super-Clásico” en Buenos Aires desplegaron hostensiblemente carteles y banderas apoyando al gobierno (o mejor dicho, oponiéndose a una compañía grande que estaba en desacuerdo con el gobierno). Se dice que cada barra fue remunerada con $100,000 pesos (mas o menos u$s27,000) por los carteles, que de acuerdo con los diarios locales, fueron aceptados por miembros del actual gobierno y los directivos de las barras bravas.
Éste es el tipo de poder aplastante que ha hecho que Fabiana Rubeo reduzca sus esfuerzos por civilizar a los barras bravas desde que el pasado septiembre el diario Wall Street Journal la nombrara como la “Señorita Modales” del fútbol Argentino. “Si el director de un equipo sale y le dice a los barras bravas “Andá y ponéle presión a tal jugador para que se pierda,” ésos son u$s20,000 dólares,” dice Rubeo. “Yo no puedo competir con eso.”
2 comentarios:
Los argentinos queremos recuperar el futbol para toda la poblacion. Eso es, que todos aquellos que no pueden o no quieren ir a la cancha pueda ver GRATIS el futbol por TV.
Asi fue siempre. Hoy no lo podemos hacer porque la rata mendez privatizó ese negocio en su momento y hoy esta en manos del grupo Clarin. Rubeo, no te hagas la distraida: laburas para la viuda de noble y queres legalizar lo que es delito puro. Das asco. Pero bueno, al menos vos no mandaste matar o enviaste a la triple A para matar a nadie como si lo hizo Luis Rubeo en el 76
Hola anónimo: yo no se si es ignorancia pura o veneno puro, lo cierto es que la única verdad es la realidad y no las pelotudeces que escribís detrás del anonimato.
Andá a tomarte un fernet con Mónica Dasisi y dejate de hinchar las pelotas. Y si en verdad te da la nafta vení a buscarme y decime esto en la cara, CAGON
Publicar un comentario